La mayoría de los avances tecnológicos que conocemos hoy en día fueron desarrollados como aplicaciones militares en tiempos de guerra; el celular, el microondas, internet. Esas épocas de crisis extrema demandaron innovaciones sin precedentes y cambios para adaptarse y hacer frente a las circunstancias. En la vida pasa algo similar.

Somos animales de hábito, y una vez que descubrimos una forma de hacer algo, es probable que tomemos ese camino una y otra vez, como un río que sigue su cauce. Vamos al almacen a hacer las compras siempre por el mismo camino. Cuando nos duchamos siempre empezamos lavandonos la misma parte y terminamos siempre igual. Nos creamos y programamos rutinas constantemente y a todo momento. Desde lo que hacemos cuando nos levantamos hasta lo que hacemos frente a determinada circunsancia. Esas rutinas en parte son lo que traen estabilidad a nuestra vida. Sin embargo, esa estabilidad es a veces una limitación para el cambio.

A menudo asumimos determinadas actitudes frente a determinadas circunsancias porque es la única manera que sabemos como enfrentarlas. Si tenemos algún tipo de problema, lo más probable es que intentemos las mismas soluciones que ya conocemos y que hemos tomado antes para solucionarlo. Pero a veces, esa solución no es buena, no funciona, no produce realmente ningún cambio, o no es realmente una solución; es solo la forma que tenemos de lidiar con el problema.

Una analogía a esto podría ser algo tan básico como esto: Tengo que colgar un cuadro en la pared. Mi solución podría ser usar mucha cinta scotch para lograr que el cuadro se adhiera. Si ese es el camino que encontre que funciona y no conozco otra solución, lo más probable es que siga usando esa solución. Hasta que un día los cuadros se caen por el peso y me veo obligado a pensar diferente, a investigar y descubrir los clavos. Quizás descubro los clavos y uso una piedra para clavarlos. Puedo estar mucho tiempo usando esa piedra para clavarlos hasta que un día me machuco un dedo y decido probar algo distinto y descubró los martillos, una herramienta idónea para el trabajo.

«Si estás cansado de lo mismo, no sigas actuando igual.» Si estás cansado de los mismos resultados, es hora de probar algo nuevo. Si estás cansado de las mismas situaciones, de sentirte igual, de terminar siempre en el mismo callejón sin salida, es hora de innovar, de esforzarse por implementar un adelanto tecnológico. Actua distinto. Hace algo diferente. Hace algo inesperado. Hace algo que normalmente no harías. Hace algo que no te sientas impulsado a hacer. Obviamente calculando los riesgos y sin cometer locuras o actos destructivos, pero la propuesta es cambiar. Tomar un sendero que nunca tomaste antes para llegar adonde querés llegar.

Ahora, es posible que esa solución no funcione. Es normal. Tomás Edison tuvo que intentar 3.000 caminos distintos hasta descubrir la solución viable para la lamparita, pero si no lo hubiera hecho, todavía estaríamos usando velas. El simplemente intentar algo diferente, aunque no funcione en principio, nos llevará a nuevos lugares nunca antes imaginados. Y de ahí las opciones se abren y se bifurcan presentando opciones nuevas para nuestra situación.

Un ejemplo; Quizás estás cansado de tu trabajo de oficina y no sabés a que dedicarte. Pensás que te puede llegar a gustar la jardinería. Hacés un curso y te das cuenta que no es para vos. Pero al menos no te quedaste con una opción. En el curso de jardinería te das cuenta que te atrae en realidad el análisis biológico de las plantas. Y así el camino se va abriendo y llega un momento que estás a años luz de donde comenzaste. El secreto es no quedarse estático y probar cosas distintas.

Otro ejemplo; No podés levantarte temprano. Probaste con 3 alarmas. Probaste pidiendo que te llamen por teléfono. Una persona sin ambición podría pensar… «Ya lo intenté todo.» ¿Intentaste cambiar tu alimentación? ¿La hora en la que te acostás? ¿La hora en que cenás? ¿Probaste haciendo ejercicio físico diariamente por la tarde? ¿Probaste tomar un té de lechuga antes de acostarte? Las opciones son ilimitadas. Lo que se requiere es la voluntad y la iniciativa de intentar algo diferente.

Una crisis es el momento ideal para probar algo distinto. Una crisis es un momento difícil y a veces feo que actua como una alerta. Un llamado a despertar, a dejar las técnicas tradicionales que veníamos intentando y probar algo distinto. Un universo de posibilidades se presenta a disposición. A veces hay que buscar para encontrarlas. A veces no van a resultar viables. Pero eventualmente, vas a pasar de usar velas a usar la lamparita.

 

 

Escrito por Lucas Randazzo